“Nuestro gran tema es la sustentabilidad, desde este eje abordamos el sentido de lo que significa formar parte de un ecosistema y queremos sensibilizar respecto a lo dramático que sucede con la merluza gayi”. Éste es el planteamiento central de las destacadas artistas visuales Valentina Garretón y Soledad Omeñaca, unidas en una instalación escultórica en la sala del Parque de las Esculturas de Providencia, que se arma a modo de ensamble, in situ, y que se podrá visitar desde el 11 de noviembre hasta el 15 de enero de 2022.
El resultado es poético: centenares de pescados de diferentes tamaños, moldeados en cerámica gres, esmaltados luego a alta temperatura, rodeados “aprisionados” en una red de pesca real, sostenida por delgadas y flexibles maderas trabajadas en pino laminado.
“El trabajo de ambas artistas es maravilloso, especialmente por el llamado de atención que nos hace a todos a través del arte, para ser conscientes del cuidado de nuestras especies marinas”, resalta la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei.
No es la primera vez que Garretón y Omeñaca exponen juntas, pero sí es la primera vez que integran sus materialidades en una sola visión, trabajando un todo apostando por la sinergia del resultado. “Al igual que en un ecosistema -explica Soledad-, el fluir entre ambas visiones es un aporte a la totalidad de la muestra y desde el arte interpretamos y sensibilizamos al espectador”. Ella ha experimentado en muchos registros, como metales, madera, tierra, cartón, género. Valentina, en tanto, ha trabajado en metal, vidrio, madera, resina, cerámica y porcelana, y agrega que “creemos en el trabajo hormiga y todo lo que signifique ayudar a sensibilizar, para luego revertir, la situación ambiental en el mundo, suma y qué mejor hacerlo con la impronta del arte.”
Dicha muestra es parte de un proyecto llamado “Sustentabilidad o búsqueda del equilibrio”, que tendrá tres exposiciones en un plazo de dos años, para trabajar con temas sociales y ambientales que las conmueven y afectan, en un diálogo directo con el público. Conocieron el drama que vive la especie de la merluza chilena (merluccius gayi gayi), pez alargado con mucha tradición, típicamente conocida como “pescada o pescá”, a través de una campaña de Sernapesca (Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura). Habita la costa chilena entre Arica y Chiloé, y está sobreexplotado desde 2016, por lo que decidieron aportar a su visibilidad y conciencia de explotación desde su plasticidad, integrando cerámica, madera, alambre. El resultado es esa explosión de merluzas de cerámica en diferentes tamaños que inundarán la sala de exposiciones del Parque de las Esculturas en Providencia.
“La sustentabilidad es un término ligado a la acción del ser humano en relación a su entorno y de algún modo, creemos que, a través de la información, del conocer situaciones, el hombre poco a poco irá revirtiendo este agote de la tierra y así poder dejarle recursos a los que vienen”, subrayan las artistas. De acuerdo con la definición adoptada por la World Commission on Environment and Development, “El desarrollo sustentable hace referencia a la capacidad que haya desarrollado el sistema humano para satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer los recursos y oportunidades para el crecimiento y desarrollo de las generaciones futuras.”
Así, para Soledad y Valentina, la sustentabilidad tiene por objetivo encontrar el delicado punto donde se utilizan recursos del medio ambiente sin agotarlos. Al ser un proceso, requiere un conjunto de operaciones y medidas para ver resultados, entre ellas la empatía tras la búsqueda del bien común. La empatía, es la capacidad de sopesar y conectarse con una situación determinada, en este caso es entender, sentir y aceptar que los recursos no son infinitos, hay que cuidarlos. “Es una cualidad que urge de acrecentar en la sociedad actual: ser empáticos, con los animales, con la naturaleza, con nuestros pares”, explican.
“Nuevamente la belleza del arte nos sorprende y da testimonio de gran sensibilidad ecológica sobre la necesidad de proteger a nuestra merluza”, destaca Jorge Andrés González, director ejecutivo de la Fundación Cultural de Providencia.
A lo largo de nuestra costa, la pesquería de la merluza común se desarrolla entre las regiones de Coquimbo y del Biobío, un pez alargado, que llega a medir entre 35-85cm. Desde su explotación industrial, a mediados del siglo XX, su población ha mermado significativamente, y es que según datos de la Subsecretaria de Pesca y Acuicultura – (SUBPESCA), al 2021, alrededor del 52% de las pesquerías en Chile se encuentran en estado de sobreexplotación o colapso, siendo el caso de la merluza gayi el mejor y triste ejemplo. Subpesca sostiene que, desde hace casi una década, el estado de esta pesquería, fluctúa entre el colapso y la sobreexplotación, reflejo de prácticas insustentables que configuran una creciente pérdida en biodiversidad marina y, por consecuencia, el empobrecimiento de pequeñas comunidades vinculadas caletas merluceras, llenas de esfuerzo.
Como tiempo de veda se ha establecido el mes de septiembre para así llamar la atención sobre su cuidado y protección. El año pasado WWF-Chile organizó un concurso de cuentos relativos al tema y como resultado nació el libro “Caleta de cuentos: relatos e ilustraciones sobre la merluza chilena”, que reúne alrededor de 80 relatos, poesías e ilustraciones, con la intención de resignificar la cultura en torno a esta pesca y a la crisis de los bienes hidrobiológicos. La propuesta "Equilibrio en Gayi" de Garretón y Omeñaca, viene a sumar conciencia con su construcción poética.